GIJÓN

El asesino de la inmobiliaria de Gijón culpa a su víctima: «Me arruinó la vida con un préstamo»

inmobiliaria Gijón
El cadáver de la víctima yace la tarde del miércoles ante su negocio en Gijón
Ángel Moya

El asesino de la inmobiliaria de Gijón mató a su víctima por venganza tras culparle de arruinarle la vida. Así se lo dijo a los policías que le detuvieron veinte minutos después del crimen. Felipe, un carnicero de 56 años, responsabilizó al fallecido de sus serios problemas económicos y familiares: «Los intereses del préstamo que me dio, me arruinaron la vida». El miércoles, armado con un cuchillo de la carnicería donde trabajaba, fue a la inmobiliaria de la víctima y delante de su hija, le asestó dos puñaladas mortales en el pecho y en el abdomen.

Ambos se conocían. La inmobiliaria de Francisco Javier también tenía una rama financiera, Golden Star, que le había concedido un crédito al homicida. Habían discutido varias veces por esa razón. Felipe, arruinado y divorciado, vivía en una habitación de un piso compartido. Culpaba a Francisco Javier de su situación y el miércoles fue a matarle.

El asesino aguantó un buen rato escondido detrás de un coche a que su víctima apareciera. Sobre las 13:30 horas, Francisco llegó en un coche de la empresa, acompañado de su hija con la que trabajaba. En cuanto Francisco bajó del coche, Felipe le clavó dos veces el cuchillo de carnicero en el pecho y el abdomen. La víctima entró desangrándose en la inmobiliaria para pedir ayuda, luego salió a la calle y se desplomó. El asesino había cogido el arma de la carnicería en la que trabajaba.

Felipe, el presunto homicida, observaba de cerca la escena para asegurarse de que su venganza había tenido éxito. Minutos después, los servicios de emergencia certificaron la muerte de Francisco Javier, de 55 años, y atendieron a su hija de una crisis nerviosa.

El homicida de la inmobiliaria de Gijón se machó del lugar impasible, cuchillo en mano. Un poco mas adelante arrojó el arma en un solar y fue a buscar un lugar para lavarse la sangre que le manchaba las manos. La Policía Local lo encontró en menos de veinte minutos gracias a la colaboración de los testigos. Uno de ellos llegó a fotografiar al asesino y le mostró la imagen a los agentes.

Ahora Felipe está en dependencias policiales. Hoy no pasará a disposición judicial, lo hará cuando los especialistas de homicidios de la Comisaría de la Policía Nacional en Gijón finalicen el atestado. Dicen que antes de que la arrestaran, ante los testigos, dijo que la víctima «se lo tenía merecido».

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